En tiempos en los que un neo-fascismo está empeñado en
volver a aparecer por nuestra puerta olvidados (por algunos) los desmanes del
pasado, una visión crítica y a la vez comercial como es Tropa de Elite 2 encaja
perfectamente y, pese a estar situada en Brasil, podría extrapolarse a
bastantes lugares del mundo. Incluyendo a nuestro país y sus numerosos
escándalos que no diré pues no es el lugar ni el momento para ello.
Sin llegar a conocer exactamente el caso brasileño, un país
que encumbra a ex-ídolos futbolísticos como Romario, y lo convierte en diputado
federal por sus goles, no debe sorprendernos la aparición de ese corrupto
diputado Fortunato con su programa televisivo propagandístico y con una factura
técnica a teletienda que ameniza/martiriza a los sufridos
telespectadores/zombis. Basado seguro en políticos populistas con sus
programas, sean brasileños o no, nos da una buena medida de la alienación a la
que son/somos sometidos hoy en día por vendedores de humo.
Si la primera Tropa de Élite era una película de acción con
trasfondo crítico social, ésta segunda parte es puro cine de denuncia con
trasfondo de acción, y con una evolución de personaje tremenda y creíble. Aquí,
15 años después de aquella, Nascimento pasa de ser una máquina de guerra a hacerse
preguntas y a descubrir la podredumbre que rodea tanto a la policía como a los
políticos. Nascimento (Wagner Moura, en una actuación digna de las mejores
alabanzas), es la película. Narrador, protagonista, alma, no se puede concebir
sin él, desde ese principio que nos llevará a la escena cumbre (de acción) de
la película, pasando por todas las vicisitudes que padece su personaje,
atrapado en un mundo con muy pocas esperanzas. De hecho, el final es así, muy
poco esperanzador pese a los avances que se consiguen y que dejan una puerta
abierta al futuro.
Si bien admitimos que sin Moura/Nascimento no hay película,
la pléyade de secundarios está a su vez impresionante, desde Fraga, un
personaje que podría haber sido estereotipado como un progre de salón (completamente
alejado de su apellido, al menos por lo que tenemos visto en España), pasando
por el Gobernador, el Secretario o Fortunato, hasta André Matías, Fábio (ambos
también vistos en la primera parte) o el autentico hijo de puta del Mayor
Russo. Aunque hablamos de los personajes, los actores que les dan vida están
estupendos.
Contrariamente a lo que sucede en muchas películas de hoy en
día, Tropa de Elite 2 no es redonda porque le falta metraje, entre 15 o 20
minutos más la hubieran convertido en una obra maestra, bajo mi opinión, ya que
no concibo que una versión más alargada hubiese sido peor. Pero sin duda una de
las mejores películas de los últimos años y la constatación de que el talento
de José Padilha que filma como un veterano experimentado con decenas de
películas a sus espaldas y que impacta con sus escenas de acción, el tiroteo a
la salida del hospital, merece convertirse en una lección de planificación. No
es extraño que haya sido el elegido para rodar la nueva versión de Robocop,
aunque las primeras noticias sobre el penoso guión que se ha encontrado no sean
halagüeñas.
Para terminar con esta reseña denunciar la nula distribución
en nuestro país de esta (y otras) obra que no ha conseguido ser exhibida, a
excepción de verse en la ya fenecida Mostra de València. La distribuidora
española de la primera parte afirmó que no se hizo con los derechos de esta
secuela por el fracaso en taquilla de aquella. Quizás tenemos lo que nos
merecemos en este país.
2 comentarios:
Hola John, que guay leerte. Una crítica muy entusiata. Estando de acuerdo en muchas cosas y gustándome mucho el film, a mí no me gustó tanto como la primera. A parte de todo el tema político y el de la lamentable no distribución, estoy de acuerdo contigo en la genial dirección de Padilha (a quien se le ocurre ir a Hollywood) que parece un cineasta muy, muy experto en acciones y climax. En definitiva un gran díptico, que además tiene la virtud de hacer dos películas muy distintas. Un abrazo.
Hola, David, y gracias. Intentaré escribir más a menudo y aprovechando los momentos en los que esté más motivado. Bueno, Padilha habrá sacrificado la libertad creativa a la pasta, de hecho el otro día Meirelles dijo que en conversación telefónica el propio Padilha le dijo que estaba viviendo un infierno, que de que cada 10 de ideas que tenía le rechazaban 9. Una pena, pero nos quedarán estas dos Tropas y seguro que nos hace otras maravillas en el futuro.
Un abrazo.
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