domingo, 14 de noviembre de 2010

Crónica 15ª Mostra de Cinema Africà de Barcelona (1ª parte)

Desde el pasado día 5 hasta el 11 de noviembre en Cine Latino pudimos asistir por segundo año consecutivo a la Mostra de Cinema Africà de Barcelona, en la que ya es su 15ª edición. Y como desde este blog siempre queremos apostar por un cine tan minoritario, pero a la vez interesante como el africano, aquí os dejamos la crónica.

En este aniversario se decidió prescindir de la sección retrospectiva sobre un director y se paso directamente a una retrospectiva sobre los 15 años de la Mostra (en particular de los primeros 10 años), haciéndonos llegar película que se pasaron en sus primeras ediciones y que tuvieron el gran apoyo del público.

Pero vayamos por partes, Este año como siempre se dividió la Mostra en apartados, en este caso 7 (Retrospectiva, Homenaje, Largometrajes, Cortos, Documentales y Mama África). Nosotros pudimos ver 8 películas (todas menos Tilaï) y la sección Mama África.


De las 8 películas que pudimos disfrutar 4 eran de la Retrospectiva. Empezamos con la inauguración que corrió a cargo de La noire de… (Senegal, 1966) de Ousmane Sembène, considerada el primer largometraje africano dirigido por un realizador africano.

Es una película concisa, dada su duración, unos 60 minutos. Mediante la voz en off omnipresente y acciones a modo de flashbacks nos narra la historia de una joven senegalesa que sigue a sus empleadores hasta Francia para cuidar a sus hijos, tal y como hacía en su Senegal natal. Pero una vez allí descubre que se ha convertido en la chica para todo, lo que la empujará a una depresión provocada por la falta de comunicación y los abusos a los que es sometida por su jefa. Rodada en blanco y negro, ésta película es un alegato sobre las desigualdades y la sensación de superioridad que se vivía en el neocolonialismo por parte de los blancos, ese aire de superioridad sobre los africanos debido a su posición superior en el sistema reinante. Enfocarla en Francia nos supone contemplar el desarraigo y la soledad a la que es sometida la joven por parte de esa gente, contrastando con su vida en Senegal y su propio sentimiento de superioridad sobre el resto de compatriotas al trabajar para gente blanca. Esta película es un perfecto ejemplo de que el talento no corresponde a un solo lugar (o a varios) del mundo, siendo éste universal.


La siguiente fue Zulu Love Letter (Sudáfrica, 2004) de Ramadan Suleman.

En Sudáfrica aún quedan heridas por curar, eso es cierto, como se ve en esta película, y el pasado aún atormenta a mucha gente, que no sabe donde están sus familiares asesinados durante aquel oscuro periodo. A través de una periodista que pasó tiempo encerrada en una prisión, nos ofrece una trama de búsqueda y superación de los fantasmas del pasado. Pero ahí está el problema, una cosa son las intenciones y otra la manera de realizarlas, y en éste caso tenemos una trama en ciertos momentos repetitiva, aburrida y falta de interés por su dificultad en avanzar. Añadiría que otro problema es la caracterización de los policías implicados en la trama, incluidos equivocadamente en película por tanto que no desarrollan dichos personajes. Si lo que querían era representar a todo el sistema mostrar a unos personajes concretos al comienzo debilita esa acción por completo y no desarrollarlos lastra la película, fallida al fin y al cabo, aunque no solo por este motivo.


Desde Costa de Marfil nos llegó Bal Poussière (1988) de Henri Duparc.

Una divertida comedia, muy al estilo de las famosas españoladas de Esteso y Pajares o de los Ozores, con mucho destape y sexo, aunque también es un interesante retrato de la poligamia en la década de los 80 en África, con los conflictos que se creaban entre las tradiciones y costumbres y el paso a la modernidad. Destacar el papel de un divertido y carismático Bamba Bakari como Semidiós.


Y para acabar con la retrospectiva también pudimos ver Quand les étoiles rencontrent la mer (Madagascar, 1996) de Raymond Rajaonarivelo (que presento la película y después contó algunas curiosidades), una película que trata sobre el azar, o mas bien de cómo los habitantes de Madagascar no creen en él.

La naturaleza, a través de sus fenómenos, rige el universo y les impone sus leyes. Según la creencia, un niño nacido un día de eclipse posee una fuerza increíble de destrucción, y para que no destruya a los suyos, tiene que pasar la prueba de la cuadra de bueyes. El bebé tiene que pasar una noche entera en medio de la cuadra: morir pisado o bien vivir y volver a ser un hombre como los otros. Nuestro protagonista supera la prueba, pero al haberlo hecho de una manera poco legal, será perseguido y dejado de lado durante todo su vida. Interesante película en su argumento pero deficientemente llevada a la pantalla. En muchos ratos se hace aburrida y lenta y en otros, por no saber recrear los toques fantásticos de la leyenda, se hacen algo risibles. Como parte positiva quizás la propia base de la historia y los bonitos paisajes.


Por el momento acabamos con la primera parte, pero en los próximos días os pondremos la continuación de la Mostra y lo que pudimos ver en Mama África.

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