PVC-1 es el segundo largometraje de Spiros Stathoulopoulos tras Line In-Line Out, una película experimental que dirigió a los 17 años. Spiros es un director colombiano (aunque de padre griego, de ahí su peculiar nombre) que con esta película ha conseguido situarse en la lista de nuevas promesas del cine latinoamericano.
Spiros, que contaba con la experiencia de ser operador de cámara en la segunda parte de la (momentánea) trilogía dirigida por Gore Verbinski, Piratas del Caribe. El cofre del hombre muerto (2006), y de participar en la edición de Hábitos Sucios (2003) de Carlos Palau, decidió que su segundo intento en el terreno de los largometrajes fuera un guión escrito por el mismo y basado en un atentado perpetuado (presuntamente) por las FARC, cuando en mayo del año 2000, unos hombres encapuchados y fuertemente armados entraron en la finca de Elvira Cortés y su esposo, pidiéndoles que les pagaran la suma de 15 millones de pesos. Al negarse al pago, los hombres sacaron un collar bomba y se lo colocaron en el cuello a Elvira. Siete horas después la bomba hacía explosión acabando con la vida de Elvira y de Jairo López, el subteniente de la policía y experto en explosivos que estaba intentando salvarla.
El guión escrito por Spiros sigue en su base y bastante fiel en su desarrollo la historia de Elvira, pero cambiando algunos elementos para poder hacerla más cinematográfica e interesante (en palabras de su director). Por una parte cambió el nombre de la mujer, pasando de Elvira a Ofelia. También cambió el tiempo que transcurre entre que le colocan el collar hasta que este explota, ya que pasa de las 7 horas reales a los 84 minutos de la película, rodados en tiempo real. Y por último, también quiso que el personaje de la mujer estuviera en todo momento sobria y en plenas condiciones de entendimiento, mientras que Elvira se pasó casi todas estas horas bajo el efecto de sedantes.
Spiros, que contaba con la experiencia de ser operador de cámara en la segunda parte de la (momentánea) trilogía dirigida por Gore Verbinski, Piratas del Caribe. El cofre del hombre muerto (2006), y de participar en la edición de Hábitos Sucios (2003) de Carlos Palau, decidió que su segundo intento en el terreno de los largometrajes fuera un guión escrito por el mismo y basado en un atentado perpetuado (presuntamente) por las FARC, cuando en mayo del año 2000, unos hombres encapuchados y fuertemente armados entraron en la finca de Elvira Cortés y su esposo, pidiéndoles que les pagaran la suma de 15 millones de pesos. Al negarse al pago, los hombres sacaron un collar bomba y se lo colocaron en el cuello a Elvira. Siete horas después la bomba hacía explosión acabando con la vida de Elvira y de Jairo López, el subteniente de la policía y experto en explosivos que estaba intentando salvarla.
El guión escrito por Spiros sigue en su base y bastante fiel en su desarrollo la historia de Elvira, pero cambiando algunos elementos para poder hacerla más cinematográfica e interesante (en palabras de su director). Por una parte cambió el nombre de la mujer, pasando de Elvira a Ofelia. También cambió el tiempo que transcurre entre que le colocan el collar hasta que este explota, ya que pasa de las 7 horas reales a los 84 minutos de la película, rodados en tiempo real. Y por último, también quiso que el personaje de la mujer estuviera en todo momento sobria y en plenas condiciones de entendimiento, mientras que Elvira se pasó casi todas estas horas bajo el efecto de sedantes.
Aclarados todos estos detalles, también es importante comentar que Spiros decidió rodar la película en un solo plano secuencia de 84 minutos, por no querer cortar en ningún momento la acción, al no creer oportuno dejar nada de la historia de lado y poder ser lo más fiel posible a los sentimientos que experimentaron las personas involucradas en esta desgraciada tragedia.
Después de poneros en situación paso a comentar cual es el resultado final de la película bajo mi punto de vista. Spiros logra, gracias al citado plano secuencia que conforma toda la película, crear una atmósfera agobiante y tensa que va creciendo a cada minuto que pasa. Es de recibo comentar también el notable merito que tiene hacer la película en un solo plano, con la excelente y difícil planificación que tiene que tener el director y los actores, para no caer en algún error, que en una película así significa perder todo lo rodado. Spiros demuestra ser en este aspecto un gran operador de cámara, situándola en sitios en los que parece imposible y que le da una fuerza a la historia tremenda, llena de imágenes impactantes, pero también un excelente director de actores, ya que consiguió, con pocos ensayos, poder rodar la película es solo 4 tomas y con 2 de ellas buenas.
Pero, claro esta, todo lo que tiene de imaginativo y meritorio hacer esta película en un solo plano secuencia para darle este tono de realidad tan alto, puede crear en algunos momentos cierta sensación de cansancio y de desidia, ya que pese a entender que no puede estar pasando alguna cosa a cada segundo, es un poco difícil no desconectar un poco en partes en las que no pasa nada mas que un recorrido de la cámara durante varios minutos sin que aporte algo esencial a la historia. Es ese quizás uno de los pocos puntos negativos que se le pueden poner a la película.
Aunque en su valoración global, puedo decir que PVC-1 me ha gustado bastante, valorándola como un ejercicio de cine arriesgado e innovador, cosa siempre admirable y más en el cine colombiano, poco habitual a estas novedades en las formas de contar una historia. Los actores creo que están bastante correctos en general, entendiendo que es muy difícil tener que estar actuando durante tantos minutos sin poder equivocarte ni una vez (al menos gravemente), así que creo que el trabajo de la actriz cubana Mérida Urquía (Ofelia), de Daniel Páez (su esposo Simón) o Alberto Zornoza (el agente antiexplosivos Hurtado) es bastante correcto, llegando incluso a momentos de gran nivel y me imagino que de buena improvisación.
En difinitiva, Spiros nos presenta una muy buena película, con buenas actuaciones y gran planificación en todos sus aspectos, pero con algunos momentos (aunque poquitos) más densos que le hacen no llegar a un nivel mucho mas alto. Eso si, es una película que no hay que perderse, por varios motivos, pero sobre todo por su valor a la hora de hacer algo distinto.
Después de poneros en situación paso a comentar cual es el resultado final de la película bajo mi punto de vista. Spiros logra, gracias al citado plano secuencia que conforma toda la película, crear una atmósfera agobiante y tensa que va creciendo a cada minuto que pasa. Es de recibo comentar también el notable merito que tiene hacer la película en un solo plano, con la excelente y difícil planificación que tiene que tener el director y los actores, para no caer en algún error, que en una película así significa perder todo lo rodado. Spiros demuestra ser en este aspecto un gran operador de cámara, situándola en sitios en los que parece imposible y que le da una fuerza a la historia tremenda, llena de imágenes impactantes, pero también un excelente director de actores, ya que consiguió, con pocos ensayos, poder rodar la película es solo 4 tomas y con 2 de ellas buenas.
Pero, claro esta, todo lo que tiene de imaginativo y meritorio hacer esta película en un solo plano secuencia para darle este tono de realidad tan alto, puede crear en algunos momentos cierta sensación de cansancio y de desidia, ya que pese a entender que no puede estar pasando alguna cosa a cada segundo, es un poco difícil no desconectar un poco en partes en las que no pasa nada mas que un recorrido de la cámara durante varios minutos sin que aporte algo esencial a la historia. Es ese quizás uno de los pocos puntos negativos que se le pueden poner a la película.
Aunque en su valoración global, puedo decir que PVC-1 me ha gustado bastante, valorándola como un ejercicio de cine arriesgado e innovador, cosa siempre admirable y más en el cine colombiano, poco habitual a estas novedades en las formas de contar una historia. Los actores creo que están bastante correctos en general, entendiendo que es muy difícil tener que estar actuando durante tantos minutos sin poder equivocarte ni una vez (al menos gravemente), así que creo que el trabajo de la actriz cubana Mérida Urquía (Ofelia), de Daniel Páez (su esposo Simón) o Alberto Zornoza (el agente antiexplosivos Hurtado) es bastante correcto, llegando incluso a momentos de gran nivel y me imagino que de buena improvisación.
En difinitiva, Spiros nos presenta una muy buena película, con buenas actuaciones y gran planificación en todos sus aspectos, pero con algunos momentos (aunque poquitos) más densos que le hacen no llegar a un nivel mucho mas alto. Eso si, es una película que no hay que perderse, por varios motivos, pero sobre todo por su valor a la hora de hacer algo distinto.
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