La película de Barreto es una obra de ficción que hace una relectura del documental "Ómnibus 174", José Padilha. Claro que el cineasta brasilero en clave de drama de ficción, nos habla una vez más de ese neorrealismo latinoamericano y que ya tenemos grandes ejemplos como “La vendedora de rosas”, de Gaviria, “Ciudad de Dios”, de Meirelles, etc.
Estas historias de seres marginados, son historias de seres que transitan en callejones sin salida, donde saben que hay que matar, porque tarde o temprano ellos también morirán. De todas formas una historia de un grande verismo, que una vez más nos habla de ese Brasil lleno de bella música, pero que por sus favelas, aun y por mucho tiempo más, transitarán los pasos de la muerte y la droga.
Film pues cargado de isotopías sobre la marginalidad en la juventud brasilera (y de muchos países del mundo), que concluyen a pensar que en esa jungla del asfalto, nadie escapa. Y es que en el léxico argórico colombiano en films sobre el tema, se les llama: gonorrea; es decir verdaderos seres abyectos u outsiders (entiéndase “Malas Calles”, de Socrsese).
Estas historias de seres marginados, son historias de seres que transitan en callejones sin salida, donde saben que hay que matar, porque tarde o temprano ellos también morirán. De todas formas una historia de un grande verismo, que una vez más nos habla de ese Brasil lleno de bella música, pero que por sus favelas, aun y por mucho tiempo más, transitarán los pasos de la muerte y la droga.
Film pues cargado de isotopías sobre la marginalidad en la juventud brasilera (y de muchos países del mundo), que concluyen a pensar que en esa jungla del asfalto, nadie escapa. Y es que en el léxico argórico colombiano en films sobre el tema, se les llama: gonorrea; es decir verdaderos seres abyectos u outsiders (entiéndase “Malas Calles”, de Socrsese).
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