Por Marckwire21
Venezuela, ese país tan de moda actualmente en España gracias a cierto partido político, tuvo en los años 70 y 80 una época dorada cinematograficamente hablando donde se llegaron a estrenar algunas películas que a día de hoy siguen manteniéndose en el top 20 de las películas mas taquilleras de la historia en Venezuela (batiendo incluso a producciones USA) como pudieran ser 'Carmen, la que contaba 16 años', 'El cine soy yo', 'Macu', el díptico 'Cangrejo' o la que nos atañe este miércoles, 'El pez que fuma'. Todos los realizadores de aquella buena época cultural venezolana buscaban reflejar lo más artísticamente posible en sus creaciones el sentir de una sociedad y de un pueblo mostrando al mundo sin prejuicios ni tapujos como era la realidad en Venezuela, radiografiar a todas luces sus opiniones sobre las inquietudes y formas de vivir del ciudadano venezolano. Finalizada la dictadura a finales de 1950, la nacionalización del hierro primero y posteriormente el petróleo en 1975 dotaron al país del motor necesario para la producción de empleo y la proliferación de grandes negocios en casi todo el territorio. Bajo este paraíso de empleo y dinero fácil se fraguaron en la sombra una serie de microcosmos dispuestos a exprimir todo aquello que les permitiera trabajar poco y tener siempre dinero, un mini universo a la sombra lleno de oportunistas.
Roman Chalbaud, nacido en Mérida en 1931, empezó su carrera como dramaturgo a principios de los 50 para en los siguientes años dar el salto tanto al cine como a la televisión. En 1977 estrenó la que seria su quinta película y la mas exitosa de toda esa década, 'El pez que fuma', una adaptación de la obra de teatro que el mismo escribió y dirigió en 1968. Jairo (Orlando Urdaneta), un ex-presidiario recién salido de la cárcel, y gracias a cierta información, decide ir a pedir trabajo al prostíbulo llamado 'El pez que fuma' dirigido por La Garza (Hilda Vera). Su amante, Dimas (Miguel Angel Landa), no da inicialmente su aprobación hasta pasado un tiempo donde Jairo comienza limpiando los baños a cambio de alojamiento. La ambición del joven por poseer el puesto de Dimas y todo lo que sucede a su alrededor serán los complementos para esta comedia-thriller noir que bien podría ser considerada para una sesión grindhouse. Escrita y dirigida por Chalbaud junto José Ignacio Cabrujas, guionista de telenovelas tiene una fotografía dirigida por César Bolívar, habitual de Chalbaud que enfoco su carrera a la dirección desde finales de los 80. Su trabajo para 'El pez que fuma' no saca todo el partido posible a ese gran fortín que es el prostíbulo ni a la zona donde se encuentra ni tampoco al malrollero ambiente de drogas, corrupción y alcohol que implican las escenas de Jairo y Dimas; los actores fijos en el suelo sin apenas movimiento por sus marcas o escenas intimas que parecen extraídas de una cinta porno sueca años 70 son claros ejemplos. El sonido firmado por Julio Garbi es de largo lo peor técnicamente de toda la película. Con un inicio chirriante y estruendoso que coincide además con el lento arranque de la trama principal y motor de la misma, el sonido no llega en ningún momento de las 2 horas a ser audible 100%, insufrible. Junto con esta mala edición de sonido esta la banda sonora que para ser más concretos, no tiene. Pero si cuenta con una grata selección de temas musicales tales como: 'El preso' y 'Linda' de Daniel Santos, 'El muñeco de la ciudad' de Adrián Pérez, 'Taboga' de Dimensión Latina, 'Magallanes será campeón' de Billo´s Caracas Boys, 'Night and day' de Carla Luzbel y 'Uno' de Nelly Meruane.
Regular película venezolana que ha envejecido muy mal. Principalmente no es una historia o fabula bien contada, Chalbaud dominaba ya el lenguaje cinematográfico pero no hizo un buen uso en esta ocasión. Demasiados contrapicados que no aportan nada, encuadres demasiado forzados, personajes inmóviles en sus marcas, metraje largo considerando que lo expuesto pudo haberse reducido a menos... en definitiva, la historia es atractiva pero la forma en la que se nos relata y presenta ante los ojos no lo es. 'El pez que fuma' es una producción deudora de la época en que fue realizada, tanto artística como técnicamente. No es una película mala, tiene sus fallos y el tiempo la ha tratado muy mal físicamente en tanto en cuanto hay películas latinas mucho más antiguas mejor conservadas. Ese microcosmos que resulta ser el prostíbulo y todo lo que le rodea posiblemente quedó mejor expuesto en la obra de teatro original que en su adaptación cinematográfica aún siendo un trabajo del mismo autor. Ese doble juego de comparar a La Garza con la propia nación de la que todos quieren ser el amo en su propio beneficio, Dimas o Jairo, está muy bien reflejada y se aprecia en varias escenas pero el acercamiento a varios géneros sin llegar a definir ninguno en su totalidad dota al film de poca personalidad, no hay alguien o algo que llame la atención cinefilamente hablando. Quizás el personaje de La Garza por esa comparación que digo pero el resto no están bien definidos ni desarrollados (tampoco las actuaciones ayudan mucho) y crean un microcosmos o mini universo real pero vació de contenido. Comedia y thriller se dan la mano, incluso Chalbaud mete algo de drama pero sin llegar a emocionar. No hay duda que es una producción considerada de las mejores del país venezolano en su historia, una historia donde no abundan mucho sus incursiones en el séptimo arte. 'El pez que fuma' debe su acumulada fama en parte también a esa dejadez técnica en la producción, a ese aire grunge o grindhouse inconsciente y propio de esa década, como quieran llamarlo. La bola de nieve que comenzó con su estreno se ha ido agrandando con el paso de lo años convirtiéndola casi en un film de culto sobre todo en su país de origen. Para el resto del mundo, incluido yo, era una película mas bien desconocida y que tras su visionado, acepto la buena intención del director y lo interesante de la historia con su simpático final pero no compro su forma de rodar y el montaje. Un detalle curioso que encontré en una web, al parecer, el mismísimo Sean Connery trato de comprar la película para distribuirla en ingles tras quedar impactado por el papel de Hilda Vera como La Garza, pero finalmente, el socio del actor escocés declino la idea porque no creyó en las posibilidades de éxito entre el publico norteamericano.
Actualmente Venezuela no tiene un mercado cinéfilo importante o siquiera interesante para el resto del mundo, no esta a la altura de otros países como México o Argentina, pero si se aprecia un aumento en estos últimos años de producciones de decente calidad. Seguramente no vuelva a haber una época dorada como aquella para el cine en Venezuela pero si se esta haciendo por cambiar la tendencia de estar tantos años relegados a un segundo plano en cuanto a producción nacional. Claro está que, todo necesita su tiempo y Venezuela no pasa actualmente por su mejor estado político y social, pero no duden que poco a poco la calidad de sus directores, guionistas y productores ira en aumento día tras día.
Venezuela, ese país tan de moda actualmente en España gracias a cierto partido político, tuvo en los años 70 y 80 una época dorada cinematograficamente hablando donde se llegaron a estrenar algunas películas que a día de hoy siguen manteniéndose en el top 20 de las películas mas taquilleras de la historia en Venezuela (batiendo incluso a producciones USA) como pudieran ser 'Carmen, la que contaba 16 años', 'El cine soy yo', 'Macu', el díptico 'Cangrejo' o la que nos atañe este miércoles, 'El pez que fuma'. Todos los realizadores de aquella buena época cultural venezolana buscaban reflejar lo más artísticamente posible en sus creaciones el sentir de una sociedad y de un pueblo mostrando al mundo sin prejuicios ni tapujos como era la realidad en Venezuela, radiografiar a todas luces sus opiniones sobre las inquietudes y formas de vivir del ciudadano venezolano. Finalizada la dictadura a finales de 1950, la nacionalización del hierro primero y posteriormente el petróleo en 1975 dotaron al país del motor necesario para la producción de empleo y la proliferación de grandes negocios en casi todo el territorio. Bajo este paraíso de empleo y dinero fácil se fraguaron en la sombra una serie de microcosmos dispuestos a exprimir todo aquello que les permitiera trabajar poco y tener siempre dinero, un mini universo a la sombra lleno de oportunistas.
Roman Chalbaud, nacido en Mérida en 1931, empezó su carrera como dramaturgo a principios de los 50 para en los siguientes años dar el salto tanto al cine como a la televisión. En 1977 estrenó la que seria su quinta película y la mas exitosa de toda esa década, 'El pez que fuma', una adaptación de la obra de teatro que el mismo escribió y dirigió en 1968. Jairo (Orlando Urdaneta), un ex-presidiario recién salido de la cárcel, y gracias a cierta información, decide ir a pedir trabajo al prostíbulo llamado 'El pez que fuma' dirigido por La Garza (Hilda Vera). Su amante, Dimas (Miguel Angel Landa), no da inicialmente su aprobación hasta pasado un tiempo donde Jairo comienza limpiando los baños a cambio de alojamiento. La ambición del joven por poseer el puesto de Dimas y todo lo que sucede a su alrededor serán los complementos para esta comedia-thriller noir que bien podría ser considerada para una sesión grindhouse. Escrita y dirigida por Chalbaud junto José Ignacio Cabrujas, guionista de telenovelas tiene una fotografía dirigida por César Bolívar, habitual de Chalbaud que enfoco su carrera a la dirección desde finales de los 80. Su trabajo para 'El pez que fuma' no saca todo el partido posible a ese gran fortín que es el prostíbulo ni a la zona donde se encuentra ni tampoco al malrollero ambiente de drogas, corrupción y alcohol que implican las escenas de Jairo y Dimas; los actores fijos en el suelo sin apenas movimiento por sus marcas o escenas intimas que parecen extraídas de una cinta porno sueca años 70 son claros ejemplos. El sonido firmado por Julio Garbi es de largo lo peor técnicamente de toda la película. Con un inicio chirriante y estruendoso que coincide además con el lento arranque de la trama principal y motor de la misma, el sonido no llega en ningún momento de las 2 horas a ser audible 100%, insufrible. Junto con esta mala edición de sonido esta la banda sonora que para ser más concretos, no tiene. Pero si cuenta con una grata selección de temas musicales tales como: 'El preso' y 'Linda' de Daniel Santos, 'El muñeco de la ciudad' de Adrián Pérez, 'Taboga' de Dimensión Latina, 'Magallanes será campeón' de Billo´s Caracas Boys, 'Night and day' de Carla Luzbel y 'Uno' de Nelly Meruane.
Regular película venezolana que ha envejecido muy mal. Principalmente no es una historia o fabula bien contada, Chalbaud dominaba ya el lenguaje cinematográfico pero no hizo un buen uso en esta ocasión. Demasiados contrapicados que no aportan nada, encuadres demasiado forzados, personajes inmóviles en sus marcas, metraje largo considerando que lo expuesto pudo haberse reducido a menos... en definitiva, la historia es atractiva pero la forma en la que se nos relata y presenta ante los ojos no lo es. 'El pez que fuma' es una producción deudora de la época en que fue realizada, tanto artística como técnicamente. No es una película mala, tiene sus fallos y el tiempo la ha tratado muy mal físicamente en tanto en cuanto hay películas latinas mucho más antiguas mejor conservadas. Ese microcosmos que resulta ser el prostíbulo y todo lo que le rodea posiblemente quedó mejor expuesto en la obra de teatro original que en su adaptación cinematográfica aún siendo un trabajo del mismo autor. Ese doble juego de comparar a La Garza con la propia nación de la que todos quieren ser el amo en su propio beneficio, Dimas o Jairo, está muy bien reflejada y se aprecia en varias escenas pero el acercamiento a varios géneros sin llegar a definir ninguno en su totalidad dota al film de poca personalidad, no hay alguien o algo que llame la atención cinefilamente hablando. Quizás el personaje de La Garza por esa comparación que digo pero el resto no están bien definidos ni desarrollados (tampoco las actuaciones ayudan mucho) y crean un microcosmos o mini universo real pero vació de contenido. Comedia y thriller se dan la mano, incluso Chalbaud mete algo de drama pero sin llegar a emocionar. No hay duda que es una producción considerada de las mejores del país venezolano en su historia, una historia donde no abundan mucho sus incursiones en el séptimo arte. 'El pez que fuma' debe su acumulada fama en parte también a esa dejadez técnica en la producción, a ese aire grunge o grindhouse inconsciente y propio de esa década, como quieran llamarlo. La bola de nieve que comenzó con su estreno se ha ido agrandando con el paso de lo años convirtiéndola casi en un film de culto sobre todo en su país de origen. Para el resto del mundo, incluido yo, era una película mas bien desconocida y que tras su visionado, acepto la buena intención del director y lo interesante de la historia con su simpático final pero no compro su forma de rodar y el montaje. Un detalle curioso que encontré en una web, al parecer, el mismísimo Sean Connery trato de comprar la película para distribuirla en ingles tras quedar impactado por el papel de Hilda Vera como La Garza, pero finalmente, el socio del actor escocés declino la idea porque no creyó en las posibilidades de éxito entre el publico norteamericano.
Actualmente Venezuela no tiene un mercado cinéfilo importante o siquiera interesante para el resto del mundo, no esta a la altura de otros países como México o Argentina, pero si se aprecia un aumento en estos últimos años de producciones de decente calidad. Seguramente no vuelva a haber una época dorada como aquella para el cine en Venezuela pero si se esta haciendo por cambiar la tendencia de estar tantos años relegados a un segundo plano en cuanto a producción nacional. Claro está que, todo necesita su tiempo y Venezuela no pasa actualmente por su mejor estado político y social, pero no duden que poco a poco la calidad de sus directores, guionistas y productores ira en aumento día tras día.
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