De nuevo hoy tocaba una película latinoamericana, en este caso Argentina, país que tiene la fortuna de ser del qué más propuestas llegan a España de América del Sur. Aunque bien es verdad que, salvo excepciones, suelen llegar comedias o dramas dejando de lado otros tipos de cine que hagan allí. Pero dejando a un lado todo eso hablaremos de Fase 7, primera película como director del montador Nicolás Goldbart, de amplia experiencia en ese campo con películas como El Bonaerense, El custodio o El fondo del mar.
Hoy ha sido, además y confirmado por palabra de su director, la primera vez que se ha proyectado con público la película, y a juzgar por la recepción se le augura una buena carrera comercial. Sobre el papel una historia dramática, un grupo de personas encerradas en un edificio en cuarentena, Fase 7 huye de ese desarrollo optando por la comedia y la ironía creando un balance que funciona, no olvidemos que no deja de ser una película con elementos fantásticos/ciencia ficción, campo más propicio para probaturas que otros géneros. Aunque hay que reconocer que la situación, un virus qué va haciendo estragos entre la raza humana, podría pasar y de hecho ya se han dado algunas alertas, justificadas o no. Pero como he afirmado antes, se rige por la comedia y unos diálogos refrescantes repletos de un humor ácido completamente adecuados para la situación, sobre todo de boca de Horacio (Yayo), el personaje más carismático y mejor construido de la película, amigo de Coco (Daniel Hendler, protagonista de la cinta.
Pero entremos en situación, Coco y Pipi (Jazmín Stuart) son un matrimonio joven que espera su primer hijo cuando se decreta en su edificio una cuarentena. Allí quedan atrapados junto a Horacio, Lange (Abian Vainstein), Guglierini (Carlos Bermejo) y Zanutto (inquietante Federico Luppi), con sus respectivas familias. A partir de entonces seremos testigos del vaivén de los personajes, con Coco yendo y viniendo, saliendo a veces malparado por las circunstancias en varias escenas hilarantes mientras Pipi queda en casa preocupada por su marido. Con estas premisas se crean situaciones (in)verosímiles de diálogos refrescantes, y en varios casos tajantes y cortantes, especialmente en las conversaciones entre Coco y Horacio o éste último con Federico Luppi, que demuestra lo gran actor que es en las escenas que interviene (en la proyección la primera vez que ha salido en pantalla ha recibido un sonoro aplauso). Pero eso no es todo, Nicolás Goldbart introduce en algunos momentos varias escenas impactantes, sobre todo cuando Federico Luppi abre la puerta ante un vecino que quiere forzarla provocando un momento de sorpresa... y aplausos de nuevo.
Fase 7 nos da más esperanza aún de poder ver nuevas propuestas latinoamericanas de género y no necesariamente serias sino jugando con las posibilidades que ofrece este tipo de cine. Esperemos qué se tome nota de éste Festival de Sitges para futuros proyectos latinoamericanos dada la recepción que están teniendo las diferentes propuestas llegadas de allí.
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