por Gonzalo Restrepo Sánchez
Este es un film argentino que si bien resulta la metáfora dentro de la metáfora, pero a través de la proyección de un film titulado “El dedo”, el punto de partida es el habitante de un pueblo, llamado Baldomero.
Con algunos ribetes del western (¡mire usted!), esta es una historia como la de muchos pueblos de América Latina. De todas formas, sin ser un palimpsesto, tiene algunos elementos macondianos (la soledad, el cura, el bar, el comisario, etc.), que me remite a “En este pueblo no hay ladrones”, en el sentido crítico interpretativo de los pueblos ¿sin futuro?
Con algunos ribetes del western (¡mire usted!), esta es una historia como la de muchos pueblos de América Latina. De todas formas, sin ser un palimpsesto, tiene algunos elementos macondianos (la soledad, el cura, el bar, el comisario, etc.), que me remite a “En este pueblo no hay ladrones”, en el sentido crítico interpretativo de los pueblos ¿sin futuro?
Por lo demás, un film argentino que cumple las expectativas de un cine sin esfuerzo, en clave de comedia. Muy costumbrista la propuesta que elige el cineasta como un buen debut y capaz de retratar lo que en algunas oportunidades, no se quiere o no se tiene el talento para ello.
A mi juicio, me parece que el lado anverso de esta fábula, es “La Ley de Herodes”. Y eso que López decide que el más indicado es Juan Vargas, un inofensivo y fiel miembro del partido que seguramente no será tan corrupto como su antecesor.
A mi juicio, me parece que el lado anverso de esta fábula, es “La Ley de Herodes”. Y eso que López decide que el más indicado es Juan Vargas, un inofensivo y fiel miembro del partido que seguramente no será tan corrupto como su antecesor.
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