Bastante complicado hacer una lectura sin aspavientos de este film venezolano, cuya cinematografía no goza precisamente de buena salud. De todas formas, muestra la realidad de una Venezuela impregnada por la violencia y la pobreza, en una serie de situaciones sociales bastante complicadas. Ya lo sentenció Godard: “El cine no es el reflejo de la realidad, sino la realidad de ese reflejo”.
Pero el film, más que ser una crítica de esta realidad social, utiliza el futbol como metáfora de lo que se puede conseguir cuando se está en la fortuna de querer ser algo en la vida. Una “Ópera prima” que no desdeña en nada la labor del cineasta, aunque su falta de acento dramático en algunos hechos, le hace perder un poco de ritmo.
Pero de todas formas, ya es hora que con esta nueva etapa del cine venezolano surja algún que otro film para exportar. Al menos en festival de cine de Moscú ganó premio.
Pero de todas formas, ya es hora que con esta nueva etapa del cine venezolano surja algún que otro film para exportar. Al menos en festival de cine de Moscú ganó premio.
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